Adam Smith describió su obra La riqueza de las naciones como un violento ataque contra todo el sistema comercial británico. Para Smith, el Imperio británico en su totalidad era resultado de incentivos perversos provenientes de grupos de interés particulares. Estos grupos de interés generaban ineficiencias, pero también y muy especialmente, brutales injusticias para con los miembros más débiles de la sociedad. Parte de la modernidad de Adam Smith consiste en su comprensión de que todo incentivo perverso asociado a intereses específicos es una fuerza destructiva tanto de la riqueza como de la justicia. Ello era así en sus tiempos y también lo es en los nuestros.

María Pía Paganelli